domingo, 18 de octubre de 2015

Agonía onírica

Un tiempo, muy breve, despiertas y no has despertado; la vigilia entre las más extrañas fantasías, y no quieres abrir los ojos: tus oídos te dicen que es de día, pero tus ojos cerrados dan algo que la realidad no puede.
Seduce a su vecina, tan reticente como siempre sólo que ahora tiene un ligero coqueteo, que lo induce a pensar que puede acercarse más. Ella toca su cabello mientras le dice que no, que no tiene tiempo, que la alarma del teléfono suena ruidosa, con una samba pobremente digitalizada y el perro del vecino ladra como idiota y su vecina no está. Cierra los ojos con fuerza y ella sonríe discretamente, mientras habla de que está ocupada, pero no se mueve de ahí, como invitándolo a entrar, si se atreve. Nunca había llegado tan lejos, aunque a veces, despierto o dormido le hace el amor, pero no sabe cómo pasar de esa conversación. Un niño juega con su amigo, mientras un enorme avión de pasajeros se acerca al suelo. Con humo una turbina. Los techos de la urbanización se ven tan pequeños mientras la aeronave sigue descendiendo y su madre toca insistentemente la puerta de la habitación porque no quiere llegar tarde nuevamente, pero la nave comienza a caer entre las casas, que no arden, son duras, y el fuselaje se hace pedazos, lanzando las más diversas y curiosas cosas al alcance de sus manos, y están de pronto en la cabina, pilotando un avión caído que, en su imaginación vuela a treinta mil pies de altura, pero el sonido de su puerta es como un martilleo que arruina el vuelo y siente de nuevo la almohada y las sábanas. Su hija pide auxilio, desesperada, él atado a la carrocería de madera de un camión de carga y un hombre que esgrime un cuchillo largo ríe maliciosamente al acercarse a la niña, que busca las paredes del vehículo en movimiento, como un ratón bajo el acecho del gato. El ruido que mete el perro repite, como campanazos, que debe ir a la escuela, donde el odioso de su novio, exnovio, hijo de puta de su exnovio, estará presumiendo a la fácil de su ex mejor amiga, sin pudor, sin respetar que aún quedaba algo de ese amor infinito que él le había jurado. Ha jurado, entre maldiciones que si le hacía algo a la niña lo pagará caro, pero apenas puede moverse. El maldito es realmente un gato acosando a su presa, jugando con su resistencia. Ve el padre un borde roto, y si puede llegar hasta ahí, roerá la cuerda. Se acerca, oye pasos. Tacones; su esposa atiende una llamada de un cliente, que le pregunta por los precios de algo; la cuerda ya se comienza a desintegrar, pero un bache hizo que salte y se rasgue la espalda. Toda la carrocería se estremece en el viejo y descuidado camino. Las manos, curiosamente se toparon con las de él, ella lo quiere entrar, pero no sabe cómo justificarlo, ella quiere demostrarle que hay otros hombres que valen más. Además, la perra de su amiga, se podrá quedar con él. Ella seguramente sí le dará todo lo que él quiere, su vecino se acercó y le besó el cuello, estremeciéndola y no pudo evitar que diera ese paso hacia adentro. Sus padres estarían en casa ¿o no? en sus sueños no estaban a menos que fuera necesario. ¡Maldito perro! Si dejara de ladrar, todo sería mejor. Cobrar venganza aunque sea con el tarado del vecino, pero ese sol, que calienta su cara. La madre dejó de tocar la puerta y el viaje continuó. Sobre las uniformes casitas, los restos de equipaje fueron un festín de cosas para lanzar. Una maleta dejó volar toda la ropa de una señora, que lo vio desde su asiento, ahora enojada, ahora muerta, su amigo le dijo que mejor ya no, y el perro se rasca las pulgas deseando que alguien le quite ese collar que impide arrancarlas de su piel, así que debe ladrar. Se libera, por fin del lazo y comienza una lucha cuerpo a cuerpo. Su hija estaba en una esquina. Le promete que todo estará bien y consigue desarmar al maldito. El cuchillo se mueve de un lado al otro y por fin, cayó al camino. Las montañas son áridas y el camino esta recortado en la ladera y se achica y amplía por los derrumbes. La samba dejó de sonar y se pudo entregar al amor que, por fin, su vecina le ofrece. Sí, sobre el mueble de ropa, con sus piernas abiertas, piensa que tal vez no está mal el muchacho, tiene un poco de acné, pero, en general no está mal. Decidió permitirle llegar más lejos y él siente la seda de la ropa interior. ¡Mierda! Perro cerote, ¿por qué no se calla? Su vecina desaparece a cada ladrido. Ella prefiere ignorar al animal y, de alguna forma se monta en él, que la carga sin dificultad, y caen en la cama. Deseando que todo fuera cierto, y no acabe ese sueño, le acaricia sus largas piernas. Le tiemblan las piernas, el hombre rueda en el suelo, su hija se levanta y le dice que saldrá a detener el camión, y que se sujete de algo firme. La madera da escalones para llegar a la cabina. En la cabina su amigo le dice que hay escuela ¿Escuela? Sí, le dice su madre, pero volvió a dormir y está sobre las alas en su bicicleta, las nubes le rozan el rostro y hace giros de 360 grados al pasar de un ala a otra. Se introduce con los pies a la cabina, lanzando al piloto hasta la otra puerta. Una pistola está sobre el tablero y antes que pueda hacer algo, le dispara en la cara, el camino es malo y una curva cerrada está cerca, como pudo domina la dirección y otra curva. Las manos impacientes del adolescente recorren su cuerpo. Ella lo toma como si no quedara otro hombre en el mundo. Su novio, su exnovio, está parado al pie de la cama, ella lo ve y permite que el donnadie más grande del mundo la haga suya. Está extasiada. El perro está decidido a quitarse esas pulgas y sigue ladrando hasta que un héroe de acción debe levantarse, pero cuando eso ocurre, un adolescente tiene una erección matutina, un niño ha volado sobre las nubes y una venganza se planifica. No le permitirá tanto, pero si algo le dolerá al idiota, será que ella presuma a su nuevo novio, el perdedor de la escuela.

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