jueves, 9 de enero de 2020

Asesino

Sé que tendré algunos lugares comunes del género policial, o de ciencia ficción, pero he buscado la originalidad entre lo trillado.

Este humilde escritor agradece su valioso tiempo.

Ahora me traen café. Me gusta el café. Está prohibido de cuando vengo. El policía ha regresado. Al parecer, creen que diré algo distinto. No pueden creer que sea tan simple. Ya lo he dicho, pero insisten.
Ya sé las preguntas. Vi antes la entrevista muchas veces. Están a punto de golpearme para que diga algo más, la verdad es más simple que la ficción. Me desagrada la pobreza de esta estación de policía. Si hubiera querido salir de aquí, lo habría hecho hace mucho. Me observan desde un cristal que me permite ver a través. ¿Será que no se dan cuenta de que su espejo no funciona? No importa. Los tres que ya me han interrogado antes están ahí, viéndome, estúpidos.
Sí, he sido solo yo. No, no tengo ninguna otra motivación, de hecho es simple. He debido hacerlo y lo hice. No lo comprenden. No es mi problema que no entiendan, lo único que me queda es esperar a que se cansen.
-Muy bien amigo, ¿Me puede decir dónde estacionó su máquina del tiempo?
-Le diré dónde está, pero no ahora, porque, de todas formas, explotará a las 18:07 hora local.
-Jugaré su juego. Ha matado al abogado, antes de que inicie una carrera judicial, para que no libere al asesino que después, en tres años matará al Papa.
-No, al Cardenal, que se convertirá en Papa.
-Usted, o quiere conseguir un beneficio por discapacidad mental, o realmente ha visto mucha televisión.
Comienza a hablar de teorías sobre el tiempo, con una ignorancia total. No lo culpo, pero me hace perder el tiempo.
-Recomendaré que lo dejen en el agujero más oscuro que puedan encontrar, rodeado asesinos como usted. Sí, no es la primera vez que me llama asesino en la última media hora. Ha pasado lentamente el interrogatorio. Estoy aburrido.
Le pregunto la hora. Me responde con otra pregunta: "¿Tienes alguna cita impostergable?" Sé lo que debe estar pensando. Leí el expediente y sé lo que dije.
-Pida que se retire de la esquina de la nave industrial 34 de la Zona de Libre Comercio ese montacargas. El sujeto tiene dos hijos, quedarán huérfanos. Haga la llamada.
No hace la llamada, lo sabía; tenía cargo de conciencia. Derramo la media taza de café en su camisa. Él saldrá, después de azotar mi cabeza en la mesa. Cuando sale, se abre el bucle temporal. Todo fue conforme el plan.

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