Si he de encontrarte un día, paseando en alguna calle, sentada en una banca y tratando de contar los maicillos que las palomas están comiendo; si tú, ahí sentada, con cara de aburrimiento, me ves, quizá no me hables.
Cuando te vi, sin pensarlo mucho ni quererlo en realidad, me sorprendí de saber que aún estabas igual.
Cuando te dejé, sentada en el parque, contando los maicillos, quise quedarme, pero tenía que partir.
Quizá no me hables, y yo, seguramente, no te hablaré.
jueves, 18 de septiembre de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Las fotos de la cajita
De vuelta al confinamiento. No había más qué hacer que esperar a que terminara la pandemia. La puerta de junto al baño la seguía hostigando,...
-
De vuelta al confinamiento. No había más qué hacer que esperar a que terminara la pandemia. La puerta de junto al baño la seguía hostigando,...
-
Pantanero -¿Has encontrado una razón para esta locura? No había ninguna, y cuando se iba más profundo en su mente no hallaba ninguna espe...
No hay comentarios:
Publicar un comentario