Una de las mayores debilidades de los hombres al narrar, es crear personajes femeninos fuertes, y agradeceré mucho si alguna carencia tiene mi personaje, que me lo hagan saber. Quiero perfeccionar mi narrativa.
Gracias por su tiempo al leerme.
No se consideraba feminista, pero defendía su derecho a ser mujer libre y a hacer lo que quería, cuando quería y porque así lo había decidido. Después de un desastroso divorcio en que había perdido seis años, se había tomado unos buenos tres años para encontrar a alguien que fuera medianamente compatible con ella.
No creía en el amor, estaba convencida de que era algo que se había inventado para vender regalos en San Valentín, y no encontraba una buena razón para ilusionarse. ¿Su soledad la empujaba a aquel hombre que de pronto ocupaba sus pensamientos en los momentos más inoportunos? Un año desastroso había pasado en la casa de sus padres antes de exorcisar la casa de los recuerdos de su exesposo, y ahora se cuestionaba por qué hacía planes de vivir con alguien nuevamente.
La casa de él tenía una mayor renta y decidieron que vivirían en la suya, mientras que la otra sería una fuente de ingresos. El plan era bueno y se había lanzado al agua como un buzo, sólo después de comprobar cada minúsculo detalle de la convivencia. La prueba ya la habían hecho y el mes en la casa de él, aunque extraño para alguien que había vivido sola durante cuatro años, había sido muy buena.
Se había mostrado educado, cortés, atento, detallista y responsable, además de que mantenía un orden impecable de cualquier minúsculo detalle, lo cual era raro en cualquier hombre. Su mejor amiga no le creía, no había hombres así, y menos, guapos. Sí, estaba divorciado, y no quería indagar mucho en la situación, no era algo que le preocupara demasiado. Ella era muy buena, y también estaba divorciada.
La casa estaba lista para recibirlo, no sabía si ella también, pero la casa sí. Sorprendentemente, al ordenar, clasificar y destinar a la caridad la ropa que no usaba o le recordaba a su ex, y no usaba, quedó suficiente espacio para la ropa de él. La mudanza sería sencilla una vez decidiera qué muebles dejaría en su casa alquilada, y cuales llevaría, pero, eran pocos, y ella no tenía muchos muebles. Ya estaba decidido todo.
Tuvo que salir para aclarar su mente y lo hizo sola. En el centro comercial se sorprendió eligiendo una corbata que combinara con su sonrisa, al final, no importa si se es una mujer de cuarenta, cuando se enamora, se vuelve a tener quince.
lunes, 6 de enero de 2020
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