martes, 14 de enero de 2020

Friend zone

A todos nos han quedado cartas para quemar, que no nos hemos atrevido a entregar.

Para el día 14, un poco de amor no correspondido.

"No tienes que ir siguiendo ningún fantasma virtual. Amiga, no necesitas buscar más allá: estoy frente a ti, en el 203, abre la puerta. Durante tres años hemos compartido tanto que si alguien te conoce, soy yo. Quiero alejarme tanto de las frases hechas y de los lugares comunes como pueda, pero no puedo dejar de pensar en que la única forma en que te convencería es con las cursilerías a que estás acostumbrada."
Tengo una caja llena de papeles arrugados. No puedo atreverme a decirte que la veas, tú te irás pronto y ayer, cuando me dijiste que cuando estuvieras fuera tendría que cuidar a Isis y a Ra, me quedaron algunas palabras y un abrazo infinito.
-Sí. Cuidaré tus lirios como si fueran mis hijos.
-Son mis hijos.
Veo tus ojos demasiado tiempo, sin descifrar por qué me encantas tanto, hasta que cruzas una mano frente a mi rostro.
-Así que crees en esto del romance. Si no, no te irías a Bonn a conocer a un peruano.
-Algún día te enamorarás y sabrás lo que siento.
-Y si, no quiero bajarte de la nube, pero si de pronto es un viejo verde obeso... o una mujer...
-Te quiero mucho, y sé que me querés ver feliz, pero creo que es una buena oportunidad para, para ser feliz, o, al menos, intentar encontrar a alguien que me entienda.
-Hay mucha maldad en este mundo. Si supieras lo que yo sé, no te irías.
-¿Qué sabes de él, que yo no sepa? ¿Te atreverías a ocultarme algo?
-No. Por los dioses, no sé nada de él. Apenas lo que me has dicho, pero es posible que tengas frente a ti a quien realmente te quiere y cruzarás un océano en vano.
-En el trabajo lo que tengo son acosadores. Los hombres son unos idiotas que creen que con piropos machistas conseguirán algo.
-No hablo del trabajo.
-Del trabajo vengo para acá, y casi no salgo.
Intenté llevarte a mi terreno, pero estoy en la temida friend zone.
Sé que no entenderías por qué esta ingeniera metalera vegana podría enamorarse de una jovencita fresa que jamás entendería el sentido de una power ballad, menos aún, el de un solo de guitarra de cuatro minutos con acompañamiento de orquesta sinfónica. No sé ni para qué me molesto, si al final voy a quemar esta carta, como todas las demás.

No hay comentarios:

Las fotos de la cajita

De vuelta al confinamiento. No había más qué hacer que esperar a que terminara la pandemia. La puerta de junto al baño la seguía hostigando,...