domingo, 12 de enero de 2020

¿Solo?

Este disparador sí fue un reto. Ayer fue imposible.

No se valora a los demás hasta que se van. Ni siquiera supo cuando ocurrió. Un día el silencio inundó todo; el silencio de su cabeza hacía que sus pensamientos tuvieran eco, sobre todo en el espacio vacío que le dejaban los otros.
Sus compañeros no comprendían su pesar, veían la televisión absolutamente ajenos a cualquier atisbo de empatía. No le importaba la final del campeonato. Nunca había sido relevante, y ahora todos gritaban a la pantalla. Eran unos locos que pretendían hablar con las personitas de la pantalla.
La encargada del comedor lo vio y, amable, le preguntó por qué estaba triste.
-Todos se han ido -comenzó-, me han dejado solo y ahora no sé qué haré. La tristeza me invade. ¿Por qué no se despidieron?
-A todos nos ocurre.
-No ha sido mi culpa. He sido bueno con ellos, pero la ingratitud no conoce límites.
-Creo que será una gran oportunidad para usted.
Más tarde, cuando todos se iban después del juego, la encargada del comedor habló con el Director.
Le comunicaron la noticia dos días después.
-¿Por qué me hace eso? ¿Hace cuánto tiempo estoy aquí? ¿No he sido ejemplar?
-Sí, eso lo sé. Mírelo como una oportunidad para crecer. Aquí su potencial está limitado, ahora podría ser más, ser exitoso, alcanzar lo que aquí no conseguirá nunca.
-¿Puede cambiar su decisión?
-El Consejo lo decidió. Ahora, deberá reunir sus pertenencias.
Lloró. Todo era por su culpa. Si no se hubieran ido todo seguiría igual. Ahora lo echaban.
Se vio de pronto en la calle. No había querido reconocer que lo habían dejado hacía mucho tiempo, y era inevitable que se dieran cuenta; tampoco soportaba a sus compañeros, cada vez los toleraba menos. Si no hubiera golpeado a Sánchez seguramente todo iría bien, pero el muy idiota tenía que superar sus límites. Encontrar un trabajo, enfrentar su soledad, resolver lo que haría de ahora en adelante y, lo peor, tan repentinamente.
-¿Cree que realmente esté listo?
-Hace años estaba listo. Hay muchos pacientes que ya están curados, pero han hecho una vida en este hospital y se han acostumbrado a vivir internados. El pobre sujeto no hará daño a nadie.
(Estamos libres ¿Puedes creerlo?) (Sólo teníamos que callarnos un poco. Lo han creído todo)
Se descubrió, aquella noche, acechando en la oscuridad, la casa que había sido suya. Veía la ventana que había roto con el cadáver. (Esta vez no escapará) (¡Sí, hazlo!)

No hay comentarios:

Las fotos de la cajita

De vuelta al confinamiento. No había más qué hacer que esperar a que terminara la pandemia. La puerta de junto al baño la seguía hostigando,...